Tu cuerpo es un templo. Cuídalo, allí vive tu alma.

domingo, 25 de octubre de 2015

Tres consejos más importantes para el trabajo con un baile. Parte II.

   En el movimiento está la vida. Sin embargo el baile no es solo conjunto de movimientos, es algo más. Hoy, mi querido lector, sigo compartiendo contigo los trucos y consejos de aquella quien fue una vez mi primera profesora, Maya Sabitova. Veamos.

   ¨En la primera parte hablé del trabajo en el escenario basado en tres principios: simple, ligero y alegre. Y, como dije, es solo el primer escalón en el desarollo de capacidad de dominar de nuestro espacio escénico y de trabajar con el protagonista del espectáculo – el espectador. Hoy vamos a pasar al siguiente nivel, al segundo escalón. Este está basado en cuatro principios, cuatro palabras mágicas.
   La primera es ¨brillante¨. ¿Por qué a algunas bailarinas las recuerdan durante mucho tiempo y algunas pasan sin dejar huella alguna en la memoria del espectador? La actuación de una bailarina está obligada ser brillante. Al salir al escenario tú no tienes derecho de perderse, de convertirse en una sombra. ¡Estar nerviosa no sirve de excusa!
   La segunda es ¨imaginativo¨. ¿Qué significa esto? Montando un baile, no solo tienes que saber inventar una consecuencia de movimientos sino crear una imagen de ti misma. Como eres tú en este baile, que emociones lo destacan, que historia quieres contar al espectador… Créeme, el trabajo con la imagen no es nada facil, es igual de difícil que el trabajo con la técnica.
   La tercera es ¨expresivo¨. El trabajo con la imagen es la mitad de la tarea. Para que el público pueda entender esta imagen tuya además de crearla hace falta EXPRESAR aquellos sentimientos que te sientes bailando. Si tú quieres tocar el corazón del espectador debes ¨sumergirlo¨ en la historia de tu imagen, la cual estás expresando con la música y el cuerpo.
   Y la ultima, la cuarta palabra mágica es ¨contagioso¨. Si después del espectáculo se te acercan las personas del público y dicen que viéndote bailar a ti a ellos también les entraron las ganas de bailar o de apuntarse a las clases de baile o te aseguran que les gustó tanto que no perderán ningún espectáculo de este tipo o simplemente te agradecen por tu trabajo en el escenario – ¡felicidades! Has conseguido a contagiar al espectador con tu baile, con tus emociones, con la imagen que creaste, con tu actuación en general. Y esto es lo que nosotros, artistas, queremos ver al acabar nuestra tarea. ¿Verdad?
   Hoy hemos pasado al segundo escalón de nuestro crecimiento artístico. Brillante, imaginativo, expresivo, contagioso. En la siguiente parte pasaremos al tercero y el más complicado nivel de nuestro trabajo. Llegar hasta allí significa llegar ya a un determinado punto de la madurez emocional