Muy a menudo mis alumnas me dicen: en la clase sale
todo pero cuando te encuentras detrás del telón la mente se queda en blanco, los
músculos no hacen caso y empiezas a temblar… Pues, la experiencia en el
escenario nunca la podrán sustituir, aunque sean miles, las horas de ensayo en
la sala. La experiencia en el escenario solo se puede ganar actuando en el
escenario. ¡No hay otra! Tú puedes mil veces ¨entender¨ como tienes que
portarte delante del público, mil veces ensayar tus emociones y tus sentimientos
delante del espejo pero solo después de haber actuado por más de una vez, más de diez veces en el
verdadero escenario delante del verdadero publico sabrás que las emociones, los nervios se los puede controlar.
Otra cosa es cuando antes de actuar no estás nada nerviosa… Esto también ocurre.
Que puede ser mejor, pensarás tú, controlarte a ti misma y entonces puedes
perfectamente hacer tu tarea en el escenario… Tampoco es así. Tener tus
emociones bajo control te ayuda hacer tu actuación más brillante, más fuerte,
más completa, más verdadera, de tal manera que el publico te vaya a creer.
¡El publico! Especialmente el publico es el
protagonista, es el por quien y para quien tú sales al escenario a actuar. En
el momento cuando existe un dialogo entre la bailarina y el espectador podemos
hablar del verdadero arte dramático y de ti como actriz. No es necesario salir para
auto admirarte o enseñar al público lo guapa que eres. Eso sí, estás obligada
estar guapa, brillante, la única y la irrepetible pero esto no tiene que
convertirse en el objetivo. El objetivo es contarle al espectador el baile con tu exprecion facial y corporal, enseñarle tus sentimientos a través de la música, hacer todo lo
posible para que él se sienta la parte del espectáculo a partir del primer momento
hasta el último.
Existen muchísimas emociones, y la alegría es una
de ellas aunque no es muy compleja. La alegría y especialmente las emociones
positivas es lo que enseño a mis alumnas primero. Existen tres palabras claves:
simple, ligero y alegre. Son tres palabras mágicas en el sentido de cuales deberías pensar al empezar a trabajar. Al salir al escenario
no te compliques la vida. Deja que tu imagen, tu baile sean simples. Simples no
significa pobres sino que sean claros y cercanos al espectador. Seguramente has
notado que las actuaciones de cuales más te acuerdas rara vez son muy
complejas.
Al salir a actuar la bailarina tiene que ser
ligera. Se refiere a su técnica y su manera de trasmitir. No intentas a sobrecargar
al espectador con tu inseguridad, tus miedos y tus nervios. Él viéndote a ti
tambien tiene que sentirse ligero.
Y por supuesto el espectador tiene que divertirse,
tiene que sentir la alegría, la felicidad... Y para conseguirlo tú debes
sentirte lo mismo. Si antes de actuar tú no eres capaz de estar feliz de verdad (a
pesar de los nervios, las mandíbulas apretadas y la mente en blanco) no podrás
disfrutar de tu trabajo en el escenario y entonces el público no te va a creer.¨